No que seamos suficientes de nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia es de Dios. 2ª Corintios 3.5
Para el cristiano la dependencia en Dios es necesaria, sin embargo, no es fácil depender de Él en las circunstancias de nuestra vida, cuando atravesamos por problemas, enfermedades y situaciones difíciles, siempre sentimos que somos suficientes para resolver estas dificultades, no obstante que tenemos inteligencia, sagacidad, temple y fuerza, a veces fracasamos.
Como hijos de Dios debemos acudir en primera lugar a nuestro Dios y pedir su dirección, así como todo lo necesario para enfrentar la crisis por la que atravesemos, esta dependencia en Dios está marcada pues fue Él quién nos eligió para vida eterna, por lo tanto, si nosotros le buscamos no es de nosotros mismos, si nosotros queremos crecer en el conocimiento de Dios, no es de nosotros mismos, si nosotros salimos adelante en la vida, no es de nosotros mismos, sino que es Dios nuestra suficiencia, es Él el que obra el querer como el hacer por su sola voluntad, por ello debemos hacer nuestras las palabras del apóstol Pablo: Cuando soy débil entonces soy fuerte, por que cuando no puedo, Dios es quién lo hará por mí, y está es mi fe y dependencia en Él.
Para el cristiano la dependencia en Dios es necesaria, sin embargo, no es fácil depender de Él en las circunstancias de nuestra vida, cuando atravesamos por problemas, enfermedades y situaciones difíciles, siempre sentimos que somos suficientes para resolver estas dificultades, no obstante que tenemos inteligencia, sagacidad, temple y fuerza, a veces fracasamos.
Como hijos de Dios debemos acudir en primera lugar a nuestro Dios y pedir su dirección, así como todo lo necesario para enfrentar la crisis por la que atravesemos, esta dependencia en Dios está marcada pues fue Él quién nos eligió para vida eterna, por lo tanto, si nosotros le buscamos no es de nosotros mismos, si nosotros queremos crecer en el conocimiento de Dios, no es de nosotros mismos, si nosotros salimos adelante en la vida, no es de nosotros mismos, sino que es Dios nuestra suficiencia, es Él el que obra el querer como el hacer por su sola voluntad, por ello debemos hacer nuestras las palabras del apóstol Pablo: Cuando soy débil entonces soy fuerte, por que cuando no puedo, Dios es quién lo hará por mí, y está es mi fe y dependencia en Él.